domingo, diciembre 17, 2006

¿Y si se derrite el hielo del mar Ártico...?

El océano acumula energía. Cuando es calentado, el océano responde almacenando parte del calor e incrementando la evaporación. Debido a que el calor es mezclado verticalmente algunos metros debido a la acción del viento, la temperatura aumenta mucho menos que cuando lo hace sobre el suelo bajo las mismas condiciones de calentamiento. La evaporación tiene profundos efectos sobre la atmósfera y el clima. El vapor de agua liberado en la atmósfera incrementa significativamente el efecto invernadero en la atmósfera. Cuando se recondensa, el calentamiento resultante del aire es una de las fuentes primarias de energía para el movimiento atmosférico.

Cuando es enfriado, el océano responde generando movimientos convectivos verticales, los cuales reaprovisionan de calor a la superficie. (Esto ocurre porque la continuidad de masa requiere que el agua fría que se hunde desde la superficie, sea reemplazada con agua desde abajo. Esta agua ascendente es - ligeramente - más cálida que el agua que se hunde, por lo que representa una provisión de calor a la superficie.) Debido a esto la caída de temperatura es mucho menos que la que ocurre sobre el suelo bajo las mismas condiciones de enfriamiento. Así, la respuesta relativamente lenta del océano al calentamiento y enfriamiento produce un ciclo anual oceánico retardado en relación al ciclo de las regiones continentales. (Se requiere mucha más energía para cambiar la temperatura del agua que la temperatura del aire, de manera que el océano necesita más tiempo para calentarse o para enfriarse. Como resultado el océano está aún calentándose a finales del verano, cuando el aire está aún más caliente que el agua, pero se encuentra en proceso de enfriamiento. También el océano está aún enfriándose a finales del invierno, cuando el aire está aún más frío que el agua, pero la atmósfera está en proceso de calentamiento.)

La cuenca oceánica del Atlántico del Norte proporciona un notable ejemplo. En el Atlántico Tropical, el calentamiento solar, el exceso de evaporación sobre la precipitación y la descarga fluvial crean un estrato superior de agua relativamente salina y cálida. Una porción de esta agua fluye al norte, a través del pasaje entre Islandia y Gran Bretaña. Durante este tránsito, este flujo provee de calor a la atmósfera, particularmente en invierno. Dado que los vientos en estas latitudes soplan generalmente desde el oeste, el calor se distribuye sobre Europa, produciendo los tibios inviernos tan característicos de esas regiones, en relación a otros inviernos en regiones de latitudes similares.

Tanto calor es sustraído (desde el océano y absorbido por la atmósfera) que la temperatura (del agua oceánica superficial) cae cercana al punto de congelación. Esta agua, ahora en el Mar de Groenlandia, permanece relativamente salina, y la combinación de baja temperatura y alta salinidad la hace más densa que el agua subyacente o más profunda. Se establece así la convección y el agua superficial se hunde, ocasionalmente y localmente derecho hasta el fondo. Allí se desliza, y se mezcla, por debajo de otras masas de agua existentes cercanas al fondo, así dispersándose y fluyendo hacia el sur como agua fría y profunda.

Sin embargo, un estudio realizado por científicos canadienses y estadounidenses del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR), de la Universidad de Washington y de la Universidad McGill advierte de que, para el año 2040, la capa de hielo que cubre el Artico puede haber desaparecido. Este estudio se puede ver en la revista 'Gephysical research letters', en la que se analiza el impacto de los gases de efecto invernadero en el Ártico. ¿Qué ocurriría entonces con lo anteriormente descrito? Como siempre hablan de beneficiados y perjudicados por el efecto provocado por este derretimiento, y está por ver cómo se adaptarían las distintas especies de vida salvaje al nuevo entorno. La información se puede ver en http://www.fishertoncnn.com.ar/ampliar.asp?idSection=129&idCnt=4345.

Pero, ¿qué efectos tiene este derretimiento del Ártico en el proceso de intercambio de energía del que participan los océanos? Hagamos unas suposiciones asumiendo que ocurre lo que predicen los investigadores canadienses. El hielo del Ártico se derrite como consecuencia del efecto invernadero. ¿Qué ocurre entonces?. Gran cantidad de agua fría se vierte al océano. ¿Y qué si se vierte más agua? Bien, que entonces aumenta la humedad en la atmósfera y se favorece un entorno en el que aparecerían más precipitaciones en forma de lluvia fundamentalmente. ¿Bueno, y qué?. Que esa lluvia (agua dulce), junto al agua procedente de que se va derritiendo el Ártico origina más cantidad de agua (fría y dulce) puesta en juego. Olvidémonos por un momento de que eso provocaría un aumento del nivel de las aguas a escala mundial y los problemas derivados como por ejemplo la desaparición (por hundimiento) de algunas ciudades. Tenemos más agua (fría y en su mayoría dulce) vertiéndose en una zona concreta de la Tierra (más o menos el polo norte). Bueno, ¿y qué?. Por física elemental, el agua dulce es menos densa que el agua salada. Consecuencia, el agua salada queda abajo y el agua dulce ocuparía las capas más altas del Atlántico Norte. ¿Qué ocurre? Bien, por lo escrito anteriormente, el agua que viene circulando en capas más inferiores del oceano proveniente de latitudes más tropicales es más cálida que el agua fría que se encuentra en la superficie del océano para latitudes más septentrionales. Si nos abstraemos del problema del derretimiento del Ártico, lo que ocurriría es que el agua más cálida, al ser menos densa que el agua fría, trata de aflorar a superficie generando las corrientes de agua que antes he mencionado. El agua más cálida asciende verticalmente en zonas más septentrionales al igual que el agua procedente de latitudes más al norte, en su viaje de regreso a zonas terrestres más tropicales tiende a hundirse, por ser más fría que la que existe en esas regiones tropicales, más recalentadas.

No obstante, si volvemos al punto en que lo dejamos, esto es, zona ártica, con el polo fundiéndose y acumulando gran cantidad de agua dulce en la superficie del océano, vemos que el agua más cálida de las capas inferiores del océano no puede subir a la superficie, porque el agua dulce es menso densa que el agua salada y, aunque el agua del fondo del mar sea más cálida, no tiene suficiente fuerza para desplazar al agua dulce de la superficie que se estaría acumulando. Como consecuencia, ese agua más cálida se vería obligada a salir en latitudes más alejadas del Ártico donde, el contraste térmico entre aguas sería cada vez menor y por tanto, la fuerza para generar esta circulación de corrientes marinas se hace igualmente menor cada vez. Llevando esto hasta el extremo, nos encontraríamos con la desaparición completa de estas corrientes, y por tanto, Europa, y todas las latitudes del Ártico dejarían de recibir esa "inyección" de agua cálida que suavizaría las temperaturas y que ahora nos permite gozar de inviernos bastante "agradables". Por el contrario, nos veríamos avocados a inviernos durísimos que podría generar en el comienzo de una era glacial.

Así, si el clima se hace más cálido, el derretimiento adicional del hielo incrementa el volumen del flujo Ártico de agua fría y fresca y empuja al sur la región donde la corriente salada y cálida se ve forzada a estar por debajo de las frescas aguas polares superficiales. El agua cálida y salada es entonces aislada del enfriamiento atmosférico y no se hundirá. Esto detiene el movimiento de corrientes marinas. Como resultado, Europa llega a ser más fría, más hielo se forma en el Ártico, el flujo de agua fría y fresca se reduce aunque esto puede permitir que el movimiento de corrientes se activa de nuevo. Sin embargo, es posible que la activación de estas corrientes se tomen su tiempo y mientras, la Tierra podría encontrar un nuevo equilibrio climático en unas condiciones parecidas a las que ocurrieron hace 12 000 años con la última glaciación, o, en un caso menos drástico, a condiciones parecidas a las que acontecieron entre los siglos XIV y XIX con la Pequeña Era Glacial.

Por tanto, podrían haber razones para creer que el océano está cambiando, en respuesta a cambios climáticos, cambios que serán más notables en la medida que las influencias antropogénicas (influencias derivadas de la actividad del hombre) lleguen a ser más significativas. El efecto de los océanos sobre la atmósfera podría ser bien moderar o bien intensificar tales cambios, aunque lo que sí es seguro es que los modificará.Ciencia_