domingo, febrero 11, 2007

Novedades en la acentuación

Lo que sigue a continuación, está copiado íntegramente de la página de la RAE, en la que se indican las nuevas reglas de acentuación que se han adoptado: Lengua_

  • Acentuación de palabras terminadas en -au, -eu, -ou
    En la anterior edición de la normas ortográficas de la RAE (1974), se establecía que las palabras agudas terminadas en -au, -eu, -ou se escribieran sin tilde. En la nueva edición de la Ortografía académica las palabras agudas terminadas en -au, -eu, -ou siguen las reglas generales de la acentuación y, por consiguiente, deben escribirse con tilde. Ejemplo: marramáu.
  • Acentuación de hiatos y diptongos
    En las nuevas normas ortográficas se establece que la combinación de una vocal abierta (a, e, o) y una vocal cerrada (i, u), o viceversa, siempre que la cerrada no sea tónica, así como la combinación de dos vocales cerradas (i, u) distintas, se considerarán diptongos a efectos ortográficos, sea cual sea su pronunciación.
    Estas combinaciones vocálicas pueden articularse como hiatos (es decir, pronunciando cada una de las vocales en sílabas distintas) o como diptongos (es decir, pronunciando ambas vocales dentro de la misma sílaba). Ejemplos: des - via - do (diptongo) o des - vi - a - do (hiato), je - sui - ta (diptongo) o je - su - i - ta (hiato). Sin embargo, sea cual sea su articulación, se considerarán siempre diptongos a efectos ortográficos.
    Esta modificación de la regla afecta a la acentuación gráfica de relativamente pocas palabras: aquellas que, por contener alguna de las combinaciones anteriores, pasan a ser monosílabas a efectos de acentuación (con independencia de su posible articulación como bisílabas). Estas palabras dejan de llevar tilde porque los monosílabos no se acentúan nunca gráficamente, salvo en los casos de tilde diacrítica. Así, palabras como guion, fie (pretérito perfecto simple del verbo fiar), hui (pretérito perfecto simple del verbo huir), riais (presente de subjuntivo del verbo reír), truhan, etc., son consideradas monosílabas desde el punto de vista ortográfico.
    No obstante, en estos casos, la Academia admite que estas palabras se sigan acentuando con arreglo a las normas ortográficas anteriores, si quien escribe percibe nítidamente el hiato y, en consecuencia, considera estas palabras bisílabas: guión, fié, riáis, truhán, etc.
  • Acentuación de formas verbales con pronombres enclíticos
    En la nueva Ortografía se establece que todas las formas verbales con pronombres enclíticos se acentúen de acuerdo con las normas generales de acentuación. Ejemplos: cayose, estate, deme no llevan tilde por ser palabras llanas terminadas en vocal; mírame, dámelo, habiéndosenos llevan tilde por ser palabras esdrújulas y sobresdrújulas.
    También las formas voseantes del imperativo de segunda persona del singular, tanto si llevan pronombre enclítico como si no lo llevan, siguen siempre las reglas de acentuación. Así, cuando se usan sin enclítico, llevan tilde por ser palabras agudas terminadas en vocal: comé, decí, mirá; cuando van seguidas de un enclítico, pierden la tilde porque se convierten en palabras llanas terminadas en vocal o en -s: sentate, contame, visitanos, buscalos; y si van seguidas de más de un enclítico, llevan tilde por tratarse de palabras esdrújulas: decímelo, ponételo.

domingo, febrero 04, 2007

El Universo Elegante

Hace poco que he terminado de leer el libro "Historia del Tiempo: del Big Bang a los Agujeros Negros", de Stephen Hawking. Se trata de un libro interesante en el que, contando las cosas de manera cualitativa, se explican cada una de las cuatro fuerzas que gobiernan el universo (electromagnética, gravitatoria, la fuerza nuclear débil y la interacción nuclear fuerte). Hawking habla de las cuatro fuerzas y los esfuerzos que se intentan hacer, incluso desde los últimos años de vida de Einstein, en encontrar una teoría unificada que agrupe y explique esas cuatro fuerzas fundamentales, ya que hoy por hoy utilizamos dos teorías diferentes para explicarlas: la teoría de la relatividad general, de Albert Einstein, que explica las cosas a nivel macroscópico, y la teoría cuántica de Niels Bohr, ampliada posteriormente por Schrdinger, Heisengerg y Dirac, que explica el mundo microscópico.

Aunque del conjunto de ambas somos capaces de derivar las leyes físicas y químicas que conocemos y su solidez ha sido confirmada por miles y miles de experimentos y observaciones, lo cierto es que no consiguen explicar por completo el funcionamiento de las cuatro fuerzas fundamentales ni hay manera de hacerlas encajar como un todo, puesto que utilizan dos modelos radicalmente diferentes del universo y las matemáticas que las describen son también diferentes.

Hasta ahora, por lo menos hasta donde he podido leer, no ha habido éxito en la búsqueda de esta teoría del todo. En los últimos años, se ha profundizado en una teoría denominada de las supercuerdas, como candidata a obtener la ansiada teoría del todo. Esta teoría es extremadamente complicada, y de hecho uno de sus problemas fundamentales es que aunque las ecuaciones que la componen parecen estar perfectamente definidas, no somos capaces de resolverlas con las herramientas matemáticas actuales, algo similar a lo que le ocurrió a Newton con la ley de la gravitación universal, ya que tras formularla tardó como veinte años en desarrollar la rama de las matemáticas conocida hoy en día como cálculo que finalmente le permitió resolver las ecuaciones en cuestión. La teoría de las supercuerdas, básicamente, consiste en que los objetos básicos que componen el universo no son partículas que ocupan un único punto del espacio, sino objetos que poseen una longitud pero ninguna otra dimensión más, similares a trozos infinitamente delgados de cuerda (de ahí su nombre). Por ello, a diferencia de una partícula, que ocupa un punto del espacio en cada instante de tiempo, una cuerda por el contrario, ocupará una línea del espacio. De esta manera, lo que anteriormente se consideraban partículas en la teoría de cuerdas se describen ahora como ondas viajando por una cuerda. El único problema que presentan estas teorías de cuerdas, sin embargo, es que sólo son consistentes si el espacio tiempo tiene o diez o veintiséis dimensiones, en vez de las cuatro usuales. La sugerencia que se da para salvar este escollo es la de pensar que las dimensiones extra que necesita esta teoría están curvadas en un espacio muy pequeño (una billonésima de una billonésima de una billonésima de centímetro). Eso es tan pequeño que por eso no lo notaríamos de manera que sólo podemos apreciar una dimensión temporal y tres dimensiones espaciales. Es como pensar en la superficie de una naranja. Mirada desde muy cerca está totalmente curvada y arrugada, pero mirada a distancia no se le ven las protuberancias y parece que es lisa. Lo mismo ocurriría con el espacio-tiempo: a escala muy pequeña tendría diez dimensiones y estaría muy curvado, pero a escalas mayores no se ven ni la curvatura ni las dimensiones extra. Sin embargo, aún no se está seguro de que con esta teoría se puedan solventar todas las singularidades (por ejemplo el Big Bang) que se predicen en la teoría de la relatividad, aunque se piensa que es posible que puedan cancelarse todos los infinitos que se obtienen de manera matemática.

Ya digo que este libro intenta explicar todo de manera cualitativa (sólo aparece una única fórmula en su libro, la famosa E =mc2), pero sí es necesario tener frescos algunos conocimientos de física y química básicos, ya que de lo contrario, se hará bastante duro algunos de los capítulos explicados. En contraposición a este libro, salió "The Elegant Universe" de Brian Greene, el cuál aún no he terminado de leer, pero que aquellos que sí lo han hecho dicen que es más cercano al lector no iniciado que el libro de Hawking. Un documental basado en su libro realizado por la televisión americana parece confirmarlo. Al menos yo he estado echándole un vistazo a algunas partes, y parece tener más forma que contenido. Aún así lo recomiendo.

El documental se llama igual que el libro, The Elegant Universe, y podéis encontrarlo aquí.

http://www.pbs.org/wgbh/nova/elegant/program.html

En él se intenta explicar lo que he comentado arriba, en términos muy asequibles para cualquiera, sin olvidar tampoco las opiniones contrarias, por ejemplo de aquellos que discrepan sobre la teoría de las supercuerdas. El documental consta de tres capítulos de una hora disponibles en formato QuickTime y RealVideo.

Espero que lo disfrutéis. Ciencia_

sábado, febrero 03, 2007

¿Doctor ...?

De acuerdo con la primera acepción dada por el Diccionario de la Real Academia Española, un doctor es la persona que ha recibido el último y preeminente grado académico que confiere una universidad u otro establecimiento autorizado para ello. En su cuarta acepción, vemos que con el termino doctor se designa al médico, aunque no tenga el grado académico de doctor. Pero, ¿qué hizo que se denominara a todo tipo de médico como doctor, aunque no tuviera dicho título? Una respuesta viene en el mismo Diccionario de la RAE, ... ¡¡¡pero del año 1732!!!, y que os dejo reproducida tal cuál: Lengua_


Como veis, viene de bastante antiguo que se llame coloquialmente a un médico como doctor, aunque no tenga tal distinción académica. Incluso ya en 1732 especulaban sobre su procedencia. Por cierto, que la corrupción a la que se referían por entonces, de denominar "dotor" al médico, al final se ha acabado aceptando en la RAE, aunque como vulgarismo.

Hay otra curiosidad asociada al término doctor, en su otra acepción: "Título que da la Iglesia con particularidad a algunos santos que con mayor profundidad de doctrina defendieron la religión o enseñaron lo perteneciente a ella." Observad cómo se deforma esta definición conforme echamos la vista atrás:

1732:

La acepción de 1732 fue recortada a partir de de 1791:

1791:


En 1803, la palabra religión dejó de expresarse en mayúsculas, al menos a la hora de definir a los doctores de la "Santa Madre Iglesia".

1803:

Esta acepción se mantuvo en los diccionarios inalterable hasta 1956, excepto en que desde 1899 se eliminaron los términos "Ecclesia doctor".

1956

1984



Desde 1992, la entrada que registra el diccionario es la misma que hay en la actualidad. Podría comentar fácilmente la evolución, pero prefiero que vosotros mismos saquéis vuestras propias conclusiones. No olvidemos tampoco los regímenes políticos autoritarios existentes en los siglos XVIII y parte del XIX. Y tampoco la influencia que tenía la religión en la mayoría de los países europeos de la época.Lengua_