domingo, noviembre 18, 2007

Fabricio, o el espíritu de la Roma republicana

Una de las civilizaciones que más me apasionan es la romana. De hecho, acabo de leer el ensayo de historia que hizo Indro Montanelli (Roma), considerada como su mejor obra. Y estoy leyendo un volumen también dedicado a Roma, de Salvat. Próximamente, leeré Historia de Roma, la obra cumbre de Sergei Ivanovich Kovaliov. Pues bien, en concreto, de Roma me gusta su etapa republicana, por la cantidad de valores existentes, por el sentimiento que tenían los romanos, por su carácter más austero, menos viciado y corrompido que otros pueblos que limitaban con ellos (por ejemplo los etruscos). La familia era también un núcleo central en esta etapa romana, así como el respeto, la fidelidad y la honestidad. Hasta tal punto que, en las luchas que mantenía Roma frente a las ciudades griegas del sur de Italia, y frente a Pirro, rey de Epiro, que ayudaba a tales ciudades griegas, éste trató de corromper a un embajador romano llamado Fabricio, tentándolo con una fuerte suma de dinero; a lo que Fabricio contestó: "Si soy un miserable, no vale la pena de que por mí gastéis dinero, y si soy un hombre honrado, no podéis esperar que lo acepte". Con semejante respuesta, Pirro intentó asustar a Fabricio, amenazándolo con ser aplastado por un elefante, a lo que el embajador romano, con una calma digna de ser mencionada, respondió: "Esta bestia no tiene más poder sobre mí que el oro que ayer me ofrecisteis". Así triunfaba Roma.

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